Aceptación de órdenes sencillas 1 - Befolgen von Aufforderungen 1


El vídeo muestra cómo iniciamos una sesión de terapia con la orden “mírame” (“schau mich an”). Cuando Erik mira, consigue un punto (por entonces, 3 puntos significaban una galletita salada de recompensa). A continuación iniciamos el programa; en este caso se trabajaba “¿cómo te llamas tú?”, “me llamo Erik”. “¿Cómo me llamo yo?”, “tú te llamas Mama”. Cuando Erik consigue un punto, lo presento a la altura de los ojos, para volver a establecer contacto visual. En el vídeo se da también otra orden: “coloca el punto” (“leg richtig”).

Este programa está pensado para enseñar al niño a comprender algo de lo que se le dice. En concreto, le enseña a obedecer órdenes sencillas: “siéntate” “dame”, “ven”, “enciende la luz”. Esto se denomina entrenamiento de «len­guaje receptivo», porque se le enseña a recibir un mensaje verbal y a responder apropia­damente.
Empieza con este programa después de que haya adquirido las respuestas imitati­vas de imitación motora gruesa e imitación con objetos (nosotros lo trabajamos a la vez).

Algunos dirán «Bueno, ya conoce y comprende estas primeras indicaciones, así que puedo saltarme este paso… ». Sin embargo, el objetivo es que el niño haga lo que tú quieras que haga, cuando tú se lo dices. No seas impaciente ni pretendas correr, pues proporciona una base sólida para un aprendizaje posterior.

El niño se relaja en cuanto entiende qué se espera de él y se crea una atmósfera de trabajo muy buena. Además, esto facilitará muchísimo el día a día al evitar rabietas o frustraciones y fomentar la comprensión.

Las tres primeras órdenes básicas que conviene dominar:

Ejercicio 1: «Siéntate»

Paso 1: Elige una silla apropiada para el tamaño del niño. Ponla justo detrás de él.
Paso 2: Di «Siéntate» y ayuda al niño a sentarse.
Paso 3: Refuérzalo con elogios o trocitos de comida que le gusten en cuanto esté sentado.
Paso 4: Haz que se levante (levántalo tú si es necesario) y repite los pasos 2 y 3.
Paso 5: Cada vez que le digas que se siente, dale menos ayuda. Es decir, reduce gra­dualmente el apoyo físico para que sea cada vez más responsable del acto de sentarse. Debes reforzarlo siempre que se siente. Aumenta también poco a poco la distancia entre él y la silla.

Conforme se vaya haciendo más experto a la hora de sentarse como respuesta a tus indicaciones, y sea capaz de seguirlas y sentarse durante aproximadamente cinco se­gundos, debes pedirle que se siente durante períodos cada vez más largos y hacéis alguna actividad que le guste mucho al niño: pompas de jabón, plastilina, un puzzle, etc.

(«Siéntate derecho» será una orden que se utilizará después con frecuencia cuando el niño se deslice de la silla, se tumbe sobre la mesa o se quiera levantar).

Ejercicio 2: «manos sobre la mesa»

El movimiento o el autoestímulo manual excesivo muchas veces es la causa de que el niño no preste atención. Puede estar perfectamente sentado y mirándote, pero si mueve las manos o agita los brazos, es posible que no oiga ni una palabra de lo que le dices.

Paso 1: Cuando el niño se mueva, di «manos sobre la mesa». Si no lo hace él, ayúdale suavemente a colocar las manos encima de la mesa.
Paso 2: Refuérzalo siempre (con un trocito de comida que le guste mucho y grandes elogios: “bien, has colocado las manos en la mesa”).
Paso 3: Conforme lo vaya haciendo cada vez mejor, reduce la recompensa en forma de comida, pero mantén los elogios verbales. Llegará un momento en que ya no se reforzará, pues el niño habrá aprendido que eso es una rutina.
Todavía nosotros decimos “manos sobre la mesa” en la terapia cuando Erik empieza a despistarse o está intranquilo . A veces, es bueno sujetarle las manitas con nuestras manos, de forma muy cariñosa, para captar su atención (en el vídeo de imitación motora gruesa se ve cómo sujeto sus manitas).

Ejercicio 3. «Mírame» (dirigir y mantener la atención del niño)

Utiliza la indicación «Mírame» para establecer contacto con los ojos.
Paso 1: Que se siente en una silla o mesa frente a ti
Paso 2: Di «Mírame» cada 5 o 10 segundos.
Paso 3: Refuérzalo con cositas que le gusten mucho y elogios por mirarte a la cara. Al principio, una res­puesta correcta consistirá en que te mire a los ojos durante al menos un segun­do, en los dos segundos siguientes a tu indicación. Di «Estás mirando muy bien», y a la vez dale una recompensa.
Paso 4: Si no te ha mirado a la cara durante este intervalo de dos segundos, mira a otro lado durante unos cinco segundos y repite después la indicación.
Paso 5: Algunos niños no te miran cuando les dices «Mírame». Por lo tanto, tendrás que apoyar la respuesta. Puedes hacerlo sosteniendo una galletita o un juguete que gire (u otra cosa a la que el niño vaya a mirar) directamente en la linea de visión entre tus ojos y los del niño, a la vez que das la indicación. Por lo tanto, repite la indica­ción («Mírame») y a la vez presenta el apoyo (mueve el trozo de comida en su línea de visión y mantenlo al mismo nivel que el de tus ojos).

La experiencia con Erik:
El contacto visual de Erik era muy escaso. La orden “mírame” nos costó mucho trabajarla. Incluso hubo momentos en los que mostraba rechazo a la orden y dejamos de darla. Pero siempre estimulamos el contacto visual ofreciéndole el material de trabajo o las recompensas a la altura de los ojos.
Hoy en día, que Erik puede hablar, le pregunté por qué no me miraba al hablar o al hablarle. Su respuesta fue: “porque se abre la boca”. Y es que a veces le resulta difícil compaginar la información visual con la auditiva.
Nunca hay que forzar a los niños demasiado con ciertas órdenes, pero sí buscar cualquier truco o estrategia para conseguir un objetivo.
Su contacto visual es cada vez mejor (aunque no ideal) e intentamos provocarlo en ambientes naturales. Más adelante trataremos el tema “cómo mejorar la atención y el contacto visual”.