Comenzamos cuando Erik tenía dos años y diez meses. Por entonces, no había lenguaje, su juego consistía en mirar lámparas, hacer torres con los Lego y colocar cucharas en línea, no imitaba, la interacción era escasísima, las rabietas se sucedían con frecuencia, no podía parar quieto ni un momento y en el exterior mostraba siempre gran desorientación con una hipersensibilidad hacia muchísimos ruidos.
Había que comenzar a trabajar con él de forma estructurada, con objetivos muy pequeñitos, así como propiciar una estimulación en la que él se sintiera cómodo, seguro y motivado, para que cada sesión se convirtiera en una experiencia positiva.
Suelo comentar siempre que con el autismo no se acaba el mundo, sino que comienza un nuevo camino para el que hay que estar muy bien preparado. ¡Nuestro hijos pueden!, pero al principio necesitan ayuda, orientación y estructura.
Comparto unos consejos previos que a nosotros nos han ayudado muchísimo:
- Comparar a nuestro hijo siempre con él mismo, no con los otros niños. De esta forma disfrutaremos con todos y cada uno de los logros.
- Aprovechar sus intereses para sacarles todo el partido posible e irlos ampliando con la incorporación poco a poco de cosas nuevas.
- Mantener una visión positiva y creer en nuestro hijo: no olvidemos que se esfuerza a diario
- Estimular: Orientarle, ayudarle y ofecerle alternativas cuando le falte iniciativa. Anticipar y usar apoyo visual.
- Trabajar a diario o con un horario determinado, de forma estructura, con objetivos muy claros y divididos en pasitos pequeños.
- Ignorar ciertos comportamientos y reconducirlos hacia conductas positivas.
- Utilizar el sistema “sandwich”, es decir, comenzar con algo que el niño domine para que tenga seguridad, después pasar a trabajar algo nuevo y terminar de nuevo con algo que el niño domine. Así tendremos siempre experiencia positiva y motivación para la siguiente sesión.
- Disfrutar cada momento de trabajo compartido, elogiar y recompensar su esfuerzo. Y siempre pasarlo muy bien juntos.
PREPARATIVOS ANTES DE COMENZAR A ESTIMULAR
- Prepara un lugar en casa donde vayáis a trabajar. Conviene que sea un lugar con muy pocos estímulos para evitar distracciones. Nosaotros tuvimos la suerte de contar con una habitación vacía. En la pared colocamos una mesa y adosamos a ésta en T otra mesa estrecha , que sería nuestro lugar de trabajo (podéis ver la foto del principio). En la mesa grande estaban los materiales de trabajo así como las “recompensas”: trocitos de comida que le gusten mucho y sus juguetes preferidos, y en la pequeña colocábamos sólo lo que fuéramos a utilizar en el momento. En el suelo de la habitación, sobre una manta y alejado de las mesas, había algunos juguetes también.
- Al principio, la mayoría de los ejercicios se hacen en mesa, sentados frente a frente el niño y la persona que trabaje con él. La mesa debe ser estrecha, para permitir al adulto dirigir al niño cuando lo necesite, ayudarle con sus manos a realizar las tareas que no pueda él solito, sujetarle las manitas cuando inicie estereotipias, o darle las recompensas, por ejemplo.
- Elige una silla para el niño que sea cómoda, es decir, que no le bailen los pies. Puedes usar la trona.
- Para el trabajo en el suelo, conviene delimitar el espacio. Nosotros colocamos una manta de color verde lisa (un color que le encantaba).
- Haz una lista de las cosas que más le gusten, tanto de comer como de jugar. Con Erik usamos comidas crujientes: pepino, frutos secos, chips de maíz, pan tostado…. Y en cuanto a juguetes: tren, coche, molinillo, pompas de jabón, matasuegras, campanillas, cosas giratorias… Son los llamados “reforzadores”, y nos servirán después como recompensas (Los reforzadores son cualquier cosas que agrade al niño; además de los comestibles y los juguetes, pueden ser actividades placenteras y sociales, como los elogios, halagos, caricias y contacto corporal).
- Ten siempre preparado de antemano los programas de trabajo, el material de trabajo y las recompensas que utilicemos. Para atraer la atención del niño hacia la mesa, será bueno tener dispuestos algunos de sus juguetes favoritos (permitirle jugar con ellos serán parte de las recompensas), y las pompas de jabón suelen ser siempre muy atractivas para captar la atención.
- Márcate un horario para trabajar con el niño en el que sepas que se va a sentir bien y no va a estar cansado. Quizás no puedas trabajar con él todos los días, no importa. Pero sí decídelo de antemano; por ejemplo lunes, miércoles y viernes de 17:00 a 18:00, o el tiempo que puedas.
LOS PROGRAMAS DE TRABAJO:
Es conveniente estar muy motivado a la hora de trabajar con el niño, para que se sienta cómodo y a gusto. No olvidemos que es un programa positivo, donde es muy importante que el niño se divierta mientras aprende. Es decir, que lo asocie a una experiencia positiva.
En cada sesión se trabajan distintos programas: nosotros comenzamos con imitación motora gruesa, imitación con objetos, comprensión de lenguaje, aceptación de órdenes, desvestirse.. y en seguida a la estimulación de las primeras palabras., sin dejar nunca de lado la estimulación sensorial (primero el tacto y el contacto corporal)
Si pinchas en TODO, en la pestaña de arriba del blog, tendrás acceso directo a todas las entradas, que están ordenadas por temas. La programación se hace de acuerdo a las necesidades individuales de cada niño.
Cada programa de trabajo está dividido en objetivos pequeñitos y muy claros. Los llamaremos pasos. De cada programa de trabajo se practican tres pasos. Por ejemplo, en un programa de imitación motora gruesa:
- Dar palmas
- Levantar los brazos hacia arriba
- Golpear la mesa con los nudillos
Cada uno de los pasos se repite cinco veces. Tomando como ejemplo el programa de imitación motora gruesa, el sistema de trabajo sería:
- Tú plameas y a continuación das la orden al niño: “hazlo tú”.
- Espera un tiempo prudencial para que el niño dé palmas. En cuanto el niño lo hace, recibe un refuerzo positivo (un trocito de algo que le gusta, jugar con su juguete favorito, una caricia... todo ello acompañado de alabanzas: “bravo, qué bien lo haces, das palmas”).
- Si el niño no lo hace, le ayudas con tus manos sobre sus manitas (es lo que se llama Prompt. El prompt puede ser ayuda con las manos o ayuda verbal). Inmediatamente, refuerzo positivo, recompensa y alabanzas.
- Llegará el momento en el que el niño lo hará solito. Cuando domine un paso, se pasará al siguiente en la nueva sesión de trabajo.
- Recuerda utilizar siempre un lenguaje claro, con instrucciones concretas y frases cortitas.
RESPETAR LOS TIEMPOS DEL NIÑO, PERO SIENDO CONSTANTES Y FIRMES
Lógicamente no podemos pretender que el primer día que nos sentemos a trabajar con nuestro hijo todo discurra perfecto. La primera vez que Erik se sentó en la mesa, con los psicólogos que dirigen nuestra terapia, su berrinche se podía oír a kilómetros de distancia. ¡Qué pulmones! Tenía que dar palmas y…. hasta que usamos las pompas de jabón. Mano de santo, porque dejó de llorar y comenzó a intentar coger con sus manitas las pompas. Una vez tranquilo y calmado, comenzamos con las palmas y funcionó.
En las siguientes sesiones, el objetivo principal es que estuviera un ratito sentado en la mesa tranquilo y distendido; es decir, que se fuera familiarizando con ese sistema de trabajo. Así que colocábamos objetos de su interes, pompas de jabón y un matasuegras. Empezamos con cinco minutos, y luego juego en el suelo durante unos quince minutos, y de nuevo a la mesa. Al tercer día, ya podíamos estar unos quince minutos trabajando en mesa. Poco a poco tenía cada vez más ganas de “trabajar”, y en un mes ya estábamos a pleno rendimiento. ¡Un campeón!
Hoy en día, las personas que seguís este blog sabéis del gran desarrollo y progresos de Erik. ¡Qué orgullosísima estoy de él! Ojalá que esta entrada os pueda servir de orientación.
ADELANTE siempre.