Dedico esta entrada con muchísimo amor al padre de mi marido y a mi gatito Akira, que han fallecido esta semana. A pesar de la tristeza que sentimos, es reconfortante saber que los dos han tenido una vida muy feliz y colmada de cariño. Erik ha sido nuestro mejor consuelo. Sólo tiene cinco años, pero también unas ideas muy claras: “No estéis tristes, porque cuando volvamos a nacer, estaremos otra vez con el abuelito y el gato”.
Trabajar la causalidad y el concepto ¿por qué? ha sido uno de los programas que más han ayudado a Erik para encontrar razones a situaciones que no comprendía o una explicación para determinadas emociones. Hace un par de años, por ejemplo, si un bebé lloraba, Erik no podía soportarlo y se ponía a gritar: “No, no, bebé contento”. Hoy en día pregunta: “¿por qué llora el bebé?” y espera la respuesta: “porque tiene hambre, porque está cansado, porque quiere que le coja la mamá, etc.”. Nos mira y reafirma: “Ah, vale. El bebé llora porque está cansado”.
Actualmente Erik está en la fase del “¿por qué?”. Es genial ver cómo se interesa por todas las cosas y cómo quiere saber más y más. Sus preguntas son variadísimas, y no sólo se centran en sus intereses personales (“¿por qué hay postes de la luz que tienen bolitas rojas en el cable superior?”) , sino que abarcan cualquier situación cotidiana (“¿por qué viene papá hoy tarde?”) y emocional también (“¿por qué se ha puesto el abuelo malito?”).
Ojalá que este programa de trabajo os resulte muy útil a vosotros también.
41. La Causal Id Ad Como refuerzo, subo este magnífico material elaborado por José Manuel Marcos Rodrigo, del blog Informática para educación especial:
Series Causa Efecto
Series Causa Efecto 2