(NOTA de 23 de junio: Actualizo al final con una carta vía mail que nos ha enviado Carmen Leal de disculpa)
USO Y ABUSO DEL TÉRMINO “AUTISMO”: ¿METÁFORA O INSULTO?
A pesar de los esfuerzos que muchísimas personas y entidades estamos realizando para erradicar la asociación de autismo con “ausencia de interacción social”, “aislamiento en su propio mundo” o “incapacidad de sentir”, entre otros mitos y falsedades, cada vez son más los periodistas, políticos o líderes de opinión los que con gran ligereza y desconocimiento se suman al uso abusivo del término “autista” para descalificar e incluso insultar.
Recientemente su periódico ha publicado un artículo de Carmen Leal: “El autismo de los políticos”. Si desafortunado es el título, mucho más lo es el texto, pues esta profesora de Lengua y Literatura españolas se permite no sólo acuñar una nueva “enfermedad autista política”, sino hacer un parangón de unos presuntos síntomas del autismo con el comportamiento corrupto de la “casta política”. Con una ligereza y desinformación alarmantes, la señor Leal asocia con saña “autismo” a connotaciones extremadamente negativas. Si lo que pretendía era criticar a la clase política, lo que ha logrado es una mayor discriminación hacia las personas con autismo, además de contribuir a la difusión de mitos y de informaciones falsas sobre este síndrome que afecta a 1 de cada 150 niños nacidos.
Ya está bien, de verdad.
Aquí no es cuestión de metáforas, ni sentidos figurados, ni sensibilidad exacerbada ni mucho menos linchamiento. La verdadera cuestión es por qué hace falta recurrir –y herir con ello la dignidad- a un colectivo de personas para atacar y descalificar a otro colectivo. Todos somos diferentes, pero todos tenemos los mismos derechos.
La metáfora es una figura retórica que consiste en identificar dos términos entre los cuales existe alguna semejanza. Uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado. No diré “la hierba de sus ojos” para referirme a unos ojos negros, ni “la fresa de sus labios” para describir unos labios mortecinos. Hay que conocer el significado real de las palabras antes de ponerse a jugar con ellas. Hay que saber qué es el autismo si se desea usar este término, siempre desde el respeto más absoluto.
Me encantan las metáforas, el lenguaje simbólico, la riqueza del español…. Así como la tolerancia, la información y la concienciación.
En la metáfora se asocian dos términos que tienen semejanza. Bien. En su artículo, la señora Leal ha partido de muchas creencias erróneas y mitos sobre el autismo, lo que ha llevado a utiliza el término no en sentido metafórico, sino peyorativo y asociado a connotaciones negativas que poco o nada tienen que ver con la realidad.
El autismo no es una enfermedad, es un síndrome que afecta a las personas de forma distinta. No hay dos personas con autismo iguales. Por lo tanto, no existiría nunca esa “enfermedad autista política”, como tampoco se podría generalizar. Da la casualidad que las personas con autismo no son incapaces de interacción. Nueva creencia falsa que desacredita la “metáfora”. Tampoco viven en una galaxia, ni dentro de un armario ni en el planeta XR2. Sienten, juegan, se comunican –con o sin lenguaje-, abrazan, besan, comparten, son luchadores natos que se esfuerzan a diario y les es difícil entender la ironía, los juegos de palabras o la mentira –pero hasta eso aprenden en muchos casos con la estimulación adecuada-.
Me parece muy bien que la señora Leal esté descontenta con la clase política y así lo desee expresar en público. Pero lo que no se puede admitir ni de ella ni de nadie es que utilice a un colectivo para desacreditar a otro colectivo partiendo de un desconocimiento que pretende elevar a la categoría de metáfora y, además, con una ironía desinformativa que está causando un daño innecesario.
Y ésta es la respuesta de Carmen Leal:
Ante las protestas por la utilizacion de la palabra ‘autista’ y de las características de la enfermedad comparándola con las actuaciones de los políticos del artículo quiero puntualizar lo siguiente:
1) Mi asombro ante una cascada de mensajes reprobatorios, una situación inesperada, que he tomado por reacción de ciertos colectivos adolescentes muy politizados que utilizan cualquier añagaza para mostrar su desacuerdo y que internet, al permitir el anonimato, permiten se expresen con toda libertad.
2) Mi asombro ante esas reacciones, ya verificadas como reales solo algunas, porque es una palabra utilizada profusamente desde hace muchos años; precisamente, para la clase política, ‘autismo político’ expresa su falta de comunicación con el pueblo al que representa y desconoce las reacciones que provoca en algunos colectivos.
3) Mi asombro por no creerme merecedora de tanta atención. ¡Una profesora jubilada! Otros escritores importantes utilizan con profusión la palabra ‘autismo’ para referirse a los políticos. Antonio García Trevijano (‘gobierno autista’, ‘esquizofrénico’, ‘trastorno psicótico con desrealización’), Julia Navarro (‘gobierno autista de Zapatero’), Hermann Tertsch (‘autista moral y político’, ‘aislamiento patológico’). Constantino Díaz Fernández (‘el autismo político de Rajoy’). Hay 999.000 entradas en Google.
4) Hay palabras técnicas de cualquier campo, también de la medicina, que pasan a engrosar el vocabulario popular sin ninguna connotación peyorativa, simplemente como adjetivos calificativos que describen una situación o conducta semejante, sin que por eso colectivos con gran fuerza social se molesten. Por ejemplo: ‘los políticos de X son ciegos, ni el bastón del partido Y le sirve’. El colectivo invidente jamás ha protestado por ello. Hoy día se emplea ‘autista’ o ‘esquizofrénico’ o ‘cáncer’…
5) Por mi trayectoria personal y mi convivencia con personas allegadas afectadas de problemas mentales soy la última persona que me burlaría de cualquier situación que yo he padecido y padezco. Acabo de llegar de América donde he impartido una conferencia sobre educación en la Fundación escolar para niños pobres del Padre Rainiero Marincioni en Puerto Azul (Ecuador) a profesores del centro con especial incapie en niños con problemas.
6) A todas las madres con hijos con problemas psiquiátricos o deficiencias de aprendizaje, cualesquiera que sean, mi respeto y mi admiración. Les recomiendo vivamente la película que narra la historia de Temple Grandin, protagonizada por Claire Danes (no recuerdo el título) que narra la historia verídica de una muchacha autista que llego a ser una gran científica gracias al empeño de su madre y la actuación de profesores que entendieron el problema. Yo la compre en América para mis nietos para demostrarles que todo se supera con esfuerzo.
Nueva carta de Carmen Leal que nos ha enviado por mail tras la publicación del artículo de réplica:
Señora Presidenta, madres, padres , familiares y amigos del colectivo
"autistas ". Siento en el alma que mis palabras técnicas sobre el
"autismo" de los politicos y su comparación con otros seres que
padecen "autismo " real y no buscado como los políticos les haya
causado dolor. Sé por experiencia propia la angustia por el porvenir
de estos seres tan queridos y la lucha en el día a día por la
convivencia con personas que tienen cierta "anormalidad " según los
cánones establecidos.
No ha sido mi intención causarles ningún pesar.
Si mi carta no ha llegado antes es por la razón de que me encuentro
fuera de mi residencia habitual, no tengo conexión a internet y estaba
bien ajena a cualquier contestación. Los políticos no suelen contestar
y las contestaciones que suelo recibir, escasas, generalmente son
para insultar, denigrar, et,c como el desearme "una muerte digna", y
demás lindezas que Ustedes habrán leído, y que por supuesto Ustedes
son ajenos a todos los insultos recibidos. Nunca hago caso de los
insultos, son reacciones de aquellos que no tienen argumentos. Mi
experiencia con adolescentes me tiene acostumbrada. Me ha advertido
un buen amigo por teléfono no lolo de los insultos sino de que había
una Asociacion que me reclamaba.
Otra cosa es el hecho de que personas
serias como Usted y el colectivo que representa se hayan sentido
ofendidas por mi artículo. No ha sido mi intención. Sí existia la
intención, bien patente, de hacer que los políticos recapacitasen,
sin insultar. Nunca sospeché que llamarles autistas y comparar sus
actuaciones con ciertas características de manual de los autistas
podría ofenderles precisamente a Ustedes. Seguro que no sé tanto de
las características del autismo y de los autistas como Usted. Soy una
simple Profesora y me atengo a las definiciones del DRA y de los
manuales.
Entiendo que entre el EMISOR (mi persona) del contenido del Artículo
y el RECEPTOR (su Asociacion) dada la hiper sensibilidad que produce
el dolor haya habido diferente interpretación. Repito mis disculpas
más sinceras. Espero poder demostrárselo en mi próximo Artículo
cuando regrese a mi residencia.
Cordialmente.
Carmen Leal