De la comprensión a la expresión

La foto muestra cómo practicamos con Erik que aprendiera a desvestirse. Mientras realizaba esta actividad, nombrábamos (la acción y) las prendas: “(quitar) la camiseta”, por ejemplo. De esta forma tan sencilla íbamos fomentando su comprensión de lenguaje.

En paralelo a los ejercicios de “comprensión de lenguaje” que se han ido realizando en la mesa de actividades, comenzaremos también a potenciar la comprensión de lenguaje en ambientes naturales y a ir estimulando la producción. Puede que todavía no surjan las primeras palabras, pero ya estamos empezando a establecer comunicación.

Nosotros utilizamos diferentes técnicas:

Contar lo que se está haciendo:

Con frases cortas y muy sencillas narras lo que estás haciendo delante del niño mientras te ve realizar una acción. Mejor todavía es implicar al niño en la actividad.

Por ejemplo, a Erik le encantaba mirar la lavadora, pues la poníamos en marcha juntos:
- Abro la puerta de la lavadora.
- Meto la ropa (el niño ayuda a meter la ropa).
- Cierro la puerta de la lavadora.
- Echo el jabón (el niño ayuda a echar el jabón)
- La pongo en marcha (el niño aprieta al botón)
- Mira, la lavadora funciona.

Al mismo tiempo que observa y participa, el niño aprende a asociar las palabras con una actividad concreta. Además, al implicarlo en nuestro acción, se estimula la interacción, se orienta al niño y se le mantiene entretenido.

Otro ejemplo podría ser al doblar la ropa limpia: ir nombrando cada una de las prendas. O al preparar la comida, o colgar un cuadro, regar las plantas…
Sobre todo he mencionado quehaceres cotidianos porque, por esa época, era muy difícil salir a la calle con Erik, debido a su hiperestimulación sensorial.

Describir lo que está haciendo el niño:

También con frases muy cortas y sencillas, se decribe qué hace el niño. Es importante que esta actividad se realice en un momento en el que el niño esté disfrutando. Con Erik, utilizábamos el momento del baño:
- Estás en la bañera.
- Estás mojado.
- Tienes la esponja.
- Salpicas, ja,ja, qué divertido.

Otro momento que podemos usar es al vestirse o desvestirse, por ejemplo:
- Quitar los zapatos.
- Quitar los calcetines.
- Quitar el pantalón, etc.

Dar al niño el objeto que señala:

Cuando el niño señala un objeto (o, como en el caso de Erik por entonces, toma la mano del adulto para llevarlo hacia el objeto que desea), se dará el objeto al niño y se nombrará de inmediato el objeto: “el coche”. Poco a poco se puede ir ampliando la frase: “toma el coche”, “quieres el coche, toma el coche”, etc.
De esta forma el niño tiene también una experiencia positiva y va entendiendo que su acción (señalar) tiene de inmediato una respuesta.

Al principio, evitaremos en nuestra comunicación con el niño:

- Las frases largas y complicadas.
- El estilo indirecto.
- El abuso de pronombres personales
- Las palabras complejas
- Las preguntas tipo Q: ¿dónde?, ¿quién?, ¿qué?, etc.
- Ambientes hiperestimulados o con mucho “ruido”
- Tener objetivos muy grandes.
- Irritarnos o estar desanimados.

Generalización:

Para fomentar la comprensión del lenguaje, hemos trabajado en mesa con objetos cotidianos y también con apoyo visual: fotografías o dibujos. Cuando el niño va dominando estos ejercicios, conviene empezar a utilizar un mismo objeto en diferentes variantes: taza grande, taza pequeña, taza blanca, taza marrón etc. o diferentes fotografías del mimo objeto.