Los problemas sensoriales de Erik eran perceptibles desde que era un bebé, y se fueron agudizando conforme crecía. Cito algunos ejemplos:
- Rechazo a las caricias, sobre todo en la cara y en la cabeza. No soportaba los gorros.
- Movimiento continuo sobre todo de las extremidades inferiores. Los zapatos o los calcetines le duraban segundos puestos.
- Lloraba muchísimo tanto de día como de noche (los siete primeros meses de vida fueron muy difíciles). Teníamos que llevarlo casi siempre en brazos, pero nada de estar sentados con él. Había que moverse, balancearlo, subir y bajar escaleras…
- Al cogerlo se colgaba como un "saquito de patatas".
- En la calle o en ambientes bulliciosos (por ejemplo, visitas en casa) se agudizaban los llantos y los gritos. No soportaba muchos sonidos: la batidora, el secador, el cortacésped, la aspiradora….
- Cuando estaba desnudo, se rascaba continuamente. Incluso con ropa agitaba el cuerpo con movimientos extraños, como si se sintiera incómodo.
- Cortarle las uñas era tarea de titanes. Y el pelo pudimos cortarlo por primera vez (y nos costó) cuando tenía casi dos años; en casa, nada de peluquería. Lavarle el pelo era también muy difícil, pues le agobiaba sentir el agua sobre la cabeza.
- Insensibilidad al dolor.
- Rechaza algunos colores: por ejemplo, el azul marino. Y tenía una fascinación exagerada por el amarillo o por el rojo.
- Las superficies de chapa o metálicas le encantaban, así como mirar reflejos en la pared o los reflejos del agua.
- Olía siempre la comida (la verdad es que lo olía todo) antes de que se la metiéramos en la boca. Y desde que le empezaron a salir los dientes, sólo aceptaba comidas sólidas crujientes: pepino, zanahoria cruda, tomates, casi todas las verduras muy poco cocidas y casi todas las frutas, además de pan tostado y galletitas saladas.
En marzo de 2006 (Erik tenía 20 meses) empezó a recibir dos sesiones de ergoterapia (“estimulación sensorial”) a la semana. Ya sospechábamos el autismo, pero estábamos a la espera del diagnóstico. Cuando le pregunté a su ergoterapeuta “¿qué le pasa a Erik?” su respuesta fue “no se siente a sí mismo, por eso se encuentra tan incómodo”.
Además de las sesiones de ergoterapia, comenzamos a trabajar en casa la estimulación sensorial. Todavía seguimos. En general la percepción de Erik ha mejorado muchísimo, pero algunos problemas (sobre todo relaciones con sonidos) persisten. Al final de este post dejo enlaces con información sobre la estimulación sensorial. Pero ahora vamos a empezar con ejercicios que podemos hacer en casa para mejorar el contacto corporal y el tacto:
Ejercicio 1. Rodaremos por encima de distintos materialesMaterial: papeles y papeles arrugados, plásticos, algodones, telas, lanas, castañas, etc.
Dispondremos estos materiales sobre el suelo de una habitación calentita y poco iluminada. Mejor cuanta menos ropa llevéis el niño y tú. Os tumbáis en el suelo y empezás a rodar y a revolcaros sobre los distintos materiales. Los sentís, los cogéis con las manos, los lanzáis al aire…. Es importante que os estéis divirtiendo. Conforme el niño se vaya sintiendo más y más a gusto, puedes frotarle el cuerpo muy suave (l a presión se irá haciendo mayor con el tiempo) con los distintos materiales:
- “Algodón”, “te froto con algodón”, “suave”…. “qué gustito”…
Y poco a poco podéis ir provocando que el niño os frote a vosotros.
Cuando rodéis juntos, podéis terminar los dos abrazados tumbados en el suelo sobre un material en concreto.
Id siempre poco a poco, sin forzar situaciones. Es muy importante no crear una mala experiencia con el niño.
Después de haber practicado con frecuencia estos ejercicios, Erik empezó a aceptar el contacto corporal mucho mejor. Disfrutaba las caricias y los abrazos. Así que ya pudimos pasar a otro ejercicio:
Ejercicio 2: masajes corporales - Material: aceites y cremas naturales de olor (lavanda o caléndula son las mejores, pues son relajantes). El masaje con aceite es conveniente antes del baño, para que no se reseque la piel. Con crema hidratante, mejor después del baño.
Como Erik en un principio no soportaba los masajes, empezamos con partes menos “sensibles” de su cuerpo, como brazos y piernas. Después ya podíamos darlo por todo el cuerpo, incluso por la cara.
Si variáis los olores, de paso vais estimulando también la discriminación olfativa.
- Hay unas pelotitas con puntas que también sirven para masajear. O los cepillos de dientes o de crin blanditos son magníficos para masajear espalda, extremidades, plantas de los pies o las manos.
Ejercicio 3. Abrazos de oso y otros trucos para ayudarlos a “sentirse” - Para Erik era importante sentir “presión” sobre su cuerpo. Cuando estaba muy excitado, lo tomábamos por detrás con “un abrazo de oso”, presionando bien (pero sin apretar). Esto lo tranquilizaba mucho, le hacía ser consciente de sí mismo.
- Podéis usar también los manguitos de la piscina como punto de presión para que se noten diferentes partes del cuerpo: un brazo o una pierna.
- Con Erik funcionaba también envolverlo muy bien con una toalla, dejando su cabecita fuera.
- Trasladar pesos de un sitio a otro: hay saquitos de arena de distintos tamaños y pesos que el niño puede trasladar. O un truco sencillo si le gusta acompañaos a la compra: que lleve una bolsa en cada mano (cosas que ellos puedan cargar).
- Meterle pesos en los bolsillos de la chaqueta, por ejemplo. Eso les ayuda mucho a sentirse a la hora de caminar.
Ejercicio 4. Con las manos en la masa: - La plastilina se convirtió muy pronto en nuestra prinbcipal aliada. Hacerla rodar en culebrilla, formar bolitas, aplastarlas con la mano y…. dejar volar la imaginación para hacer muchas figuras.
- Amasar pizza y masas para galletitas o panecillos. Uf, la cocina da muchas posibilidades. Erik tiene un delantal que le encanta. O una camisa vieja de su papá atada al revés es también un buen delantal improvisado.
- Pinturas de dedos… ¡a mancharse! Es bueno colocar unos plásticos en el suelo para que se manche menos. Utilizad hojas de papel muy grandes. Le podéis pintar al niño las palmas de la mano, las plantas del pie…. Y que deje huellas, por ejemplo.
Otra variante es colocar una gran cartulina en la pared para que pinte de pie, con movimientos circulares y utilizando ambas manos.
- La espuma de afeitar ofrece posibilidades fantásticas. Se espolvorea sobre una mesa, y que el niño la extienda con grandes movimientos circulares. ¿Imitamos a papá?, podría ser otro juego. O colocarnos espuma de afeitar sobre distintas partes del cuerpo e irlas nombrando.
- La espuma en la bañera, que el niño intente atraparla, que la deje escurrir entre los dedos, que la sople… Como añadido podéis utilizar esos patitos de los que sale agua al apretarlos.
Ejercicio 5. El hielo y sus posibilidades - Un simple cubito de hielo puede ayudar mucho a mejorar la percepción. Frotáis con el hielo los alrededores de la boquita del niño para estimularlo. Podéis provocar también que saque la lengua, que chupe el hielo… Cuando esté pequeñito que se lo meta en la boca y lo vaya desgastando con movimientos exgaerados (haced vosotros lo mismo para que lo imite). Dejadle coger hielo, sentir su frialdad, que lo vaya derritiendo con el calor de sus manitas.
- Como oposición al hielo, podéis usar una bolsa de agua caliente (no demasiado, claro), que la toque, que se roce con ella, que se suba encima, etc.
Ejercicio 6. La gallina ciega- Colocáis una venda o una máscara sobre los ojos del niño (que no vea) y vais presionando distintas partes de su cuerpo. Por ejemplo, presión sobre el brazo: “(nombre del niño), ¿qué te toco?”. El niño debe responder: “el brazo”. Como dato curioso, comento que a Erik le costó muchon identificar las partes de la cabeza; confundía, por ejemplo, la nuca con las mejillas, y no era problema lingûístico, sino sensorial.
- Otro ejercicio sería darle objetos al niño (muy sencillos y fáciles de reconocer) para que los identifique.
Ejercicio 7. Pinzas y estimulación de los dedos. - Colocáis sobre el suelo o en una mesa distintos objetos pequeñitos. Nosotros usamos al principio alimentos: pasas, cacahuetes, smarties, cruotones, trocitos de pepino, gajos de mandarina, etc. Todo colocado en un circuito muy divertido. Erik debía coger los alimentos con sus deditos en pinza y… ¡qué rico!. O se los daba a comer a muñequitos, animalitos, lo que queráis.
- Hay que preparar algo de material. Rellenáis distintas cajitas (o tapers) con: harina, arroz, orégano, garbanzos, etc. Y dentro de cada cajita colocáis un objeto que el niño sacará con sus deditos. Nosotros colocábamos un anillo, que luego Erik se colocaba también en el dedo.
- Pelar, por ejemplo, mandarinas. Exprimir una naranja, etc.
- Hacer collares o pulseras con “perlas” que se engarzan en un cordel.
- Ejercicios de estimulación sensorial con los dedos. Dejo el enlace a un magnífico artículo de
Eduardo Carbonell (cuyo
blog recomiendo, para nosotros es siempre fuente de gran ayuda).
Otros ejercicios: Lanzar objetos (o una buena guerra de cojines), balancearse, rodar, columpiarse, sentarse sobre una bola grande de gimnasia, las piscinas de bolas (nosotros llenábamos una bañera con castañas, que en otoño están por todas partes en Hamburgo), toboganes, trepar, etc… son ejercicios maravillosos de estimulación sensorial.
En siguientes artículos hablaremos de estimulación / discriminación auditiva, olfato o vista, por ejemplo.
Documentación sobre el tema:
Hasta la luna ida y vuel... TA. Gracias, Maite
Mi ángel sin voz. Gracias, Mara.
Videotecautista. Gracias, Frances e Inés.